FINAL DE AÑO
de reemplazar un tres por dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que
surge
ni el cumplimiento de un proceso
astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del tiempo;
es el asombroso milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil
* Ni una semana sin poesía...tampoco en el nuevo Año... JORGE LUIS BORGES
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